…rotunda la sorpresa ante una de las voces mas importantes de la lírica española… Contundente en el poder la extensión, de cuerpo lleno, elástico y denso, timbradísima al servicio de un oído perfecto, esta voz envidiablemente sana, sin un problema, sin un truco, incluso sin cautelas técnicas, colma el espacio acústico en emisión plena o mezza, sube a registros tenoriles o se espesa noblemente en la región bajo-baritonal. Junto a la plétora de facultades naturales y el placer de cantar cómoda y expansivamente, sin esfuerzo alguno… David Menéndez no es solo una gran voz sino un magnifico cantante… La redondez inatacable de la proyección concreta un sonido generoso y personal que no se parece a ningún otro…

…disfrutamos a tope de una sintonía que ya es pura rareza en el mundo del concierto… En las tres Arias de cámara que abrían el programa exhibió Menéndez todo el caudal sin necesidad de calentamiento, y marcó tres atmósferas apianando gratamente la central para contrastar el poder de las restantes. Un par de canciones de Tosti afianzaron la imagen de plétora vocal en un sabroso compromiso de musicalidad y populismo. El aria ‘Bella siccome un angelo’… dio paso a una suntuosa vocalización operística que se deslizaría en la siguiente, la de Cenerentola de Rossini, al estilo puro belcantista… con fraseo de primera calidad. En la segunda parte… las romanas españolas para las que aún reservaba Menéndez su mejor nobleza y los alardes agudos…

…comenzó David Menéndez con la muy brillante y compleja “Mentre ti lascio o figlia” K513. Haciendo alarde de anchura baritonal, poderosa proyección, timbre oscuro y efusivo, naturalidad en la colocación del agudo (radiante “sol” natural) y gran instinto expresivo. En breve, todo lo que hace de él uno de los más formidables barítonos del presente, llamado aun repertorio dramático y de fuerza que desborda el ideal mozartiano aunque tenga el estilo perfectamente asimilado…